Entrad en el alma de Lisboa y sentíos como verdaderos lisboetas visitando el Rossio, una elegante plaza en la ciudad baja o Baixa, el barrio central que se extiende desde aquí hasta el río.
Centro de la Baixa y núcleo del tráfico, Rossio, cuyo nombre oficial es Praça Dom Pedro IV, es una animada plaza rectangular flanqueada por edificios señoriales con líneas regulares, típicas de la arquitectura pombalina que se impuso durante la reconstrucción de la ciudad después del terremoto en 1755.
Escenario en el pasado de acontecimientos horribles como las ejecuciones de la Inquisición y los desfiles militares del régimen, hoy en día Rossio es un verdadero himno a la alegría con su belleza, su ambiente relajado y sus animados cafés donde los lisboetas discuten enérgicamente de política y de fútbol.
Haced como ellos: sentaos en una mesa al aire libre, pedid un café y un pastel, los deliciosos pasteles de crema típicos de Lisboa y observad a la gente que pasa, sin prisas.
La primera cosa que llama la atención cuando se llega a Rossio es su espléndido pavimento, realizado con piedras blancas y negras que forman un patrón de olas: tendréis la sensación de caminar sobre un mar que se extiende más allá del horizonte. En realidad, estáis todavía firmemente anclados al suelo y podéis con toda seguridad, admirar las otras maravillas de la plaza.
Estatuas de bronce y fuentes barrocas embellecen la plaza; en el centro se alza una columna de piedra alta con una estatua en la parte superior: no está muy claro si la figura representada es la del rey D. Pedro IV o la del emperador Maximiliano de México.
Entre todos los edificios de Rossio resalta enseguida un magnífico edificio neoclásico en el lado norte, que es la sede del Teatro Nacional de Doña María, construido en el siglo XIX por iniciativa del intelectual ecléctico Almeida Garrett en el lugar donde se encontraba precedentemente el Tribunal de la Inquisición.
Echad un vistazo un poco más allá, a la esquina noroeste de la plaza y veréis otra espléndida fachada, esta vez de estilo neo-manuelino: es la entrada a la estación de Rossio, un precioso edificio de tres pisos que data de 1887.
Después de haber explorado la plaza a lo largo y ancho, o antes de comenzar vuestra exploración, tenéis que hacer una parada en una de las numerosas cafeterías de Rossio, casi todas con mesas al aire libre.
Entre los muchos bares de Rossio, el más famoso es el histórico Café Nicola, muy popular entre los escritores y artistas a caballo entre los siglos XIX y XX, decorado con escenas de la vida del poeta Manuel María Barbosa du Bocage, una figura muy importante en el imaginario portugués.
Para una dulce pausa, elegid la Pastelaria Suiça en el lado este de Rossio o la Pastelaria Nacional en la contigua Praça da Figueira.
Para descubrir todos los rincones de la plaza Dom Pedro IV, puede participar en una visita guiada por la ciudad: un guía lo acompañará a todos los rincones del Rossio y las atracciones de Lisboa.
El Rossio es sin duda una de las mejores zonas donde alojarse en Lisboa: la ubicación es estratégica para visitar todos los barrios de Lisboa, y las opciones hoteleras son muchas y para todos los bolsillos.
Rossio es una de las plazas principales de Lisboa y se encuentra en el céntrico barrio de la Baixa, accesible a través de todos los medios de transporte público.
Se puede llegar a pie desde la Plaza del Comercio atravesando la calle peatonal Rua Augusta.
La City Card le permite ahorrar en transporte público y/o entradas a las principales atracciones turísticas.